miércoles, 26 de febrero de 2014

INTENTANDO PARARME

“En su realidad personal, el niño activo no “juega”: él vive. Vive muy seriamente implicándose con todo su ser, con todas sus funciones, con todas sus emociones, en cada uno de sus actos. La atención y la seriedad con las cuales se aplica a este acto, dan testimonio de la importancia que tiene para él.” - Agnès Szanto-Feder

No es necesario enseñarles todo, sino que haciéndolo por ellos mismos logran un desarrollo postural armonioso, distendido, con una relación social diferente, con una actitud abierta al entorno y un desarrollo intelectual apoyado en el respeto por el equilibrio y la concentración.

El desarrollo de la atención que se logra en estos primeros años de vida, se ve
favorecido gracias al respeto por los tiempos de juego que el adulto aprende a tener,
preparando el espacio, los objetos, observando y valorando las potencialidades y satisfaciendo
las necesidades en la medida que aparecen.

Se constituye así como sujeto autónomo, capaz de decidir, resolver, actuar sobre la base de sus potencialidades, conociendo sus capacidades y limitaciones

La etapa de 0 a 3 años es el inicio del camino, es la fase fundamental, allí se constituye la persona, y
debe ser el compromiso de cada uno de los adultos que están a su alrededor, como profesionales de la
educación, de la salud, o como familia, favorecer el ambiente para un mejor desarrollo psicomotor. 

Un niño que no ha sido dejado en libertad, sometido a posiciones para las que no
estaba preparado, no sabe cómo salir de ellas, las posturas intermedias son desconocidas
para el. Si fue parado, tenderá a sentarse cayendo hacia atrás con sus piernas extendidas, no
conoce otra manera de hacerlo. Un niño que fue parado desea volver a estar en esta
posición, pero no sabe cómo hacerlo, pide ayuda al adulto, este lo para, y debe cuidar del niño
para que no se caiga. Hay una dependencia constante.

 Cuando intenta hacerlo por sus propios medios, lo hace tirando de cuanto objeto encuentra,
el movimiento empieza desde sus miembros superiores, si lo logra, sus piernas se traban en la
articulación de las rodillas para poder mantenerse. Sus movimientos son crispados e
inseguros, corriendo el riesgo de golpearse.



La pelota ayuda a mejorar el equilibrio y coordinación motora.
Potencia la fuerza ejercitando casi todos los músculos
aprende conceptos espaciales (distancia y velocidad)
le gusta si juegas con él.

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