que vamos siendo.
Sin dogmas ni condicionamientos.
La belleza verdadera se irradia desde adentro, desde el brillo genuino de nuestra pasión pulsante.
Somos hembras bellas, auténticas y sabias.
El pujo de la Vida nos corona como Reinas.
Tejemos nuevas redes restaurando esperanza.
Somos Mujeres Bendecidas, creadas a imagen y semejanza de la Divina Madre.
Ciclamos con la Luna, danzamos con la Tierra, y en esa danza espiral nos renovamos, restaurando nuestras heridas, convirtiéndolas en portales hacia la sanación y la integridad.
Somos cálices sagrados donde mora la Diosa, Infinita y Lejana ,y, al mismo tiempo, íntimamente Cercana. Somos Mujeres Sagradas, transformadoras concientes, Guardianas de la Vida y la Renovación permanente.
(Extraído del libro en construcción "El Oráculo de la Mujer Sagrada", de Mónica Glusman)
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