martes, 22 de octubre de 2013

LIBRE DEMANDA, LACTANCIA

Cuando hablamos de lactancia, solemos escuchar la frase “a demanda”: “El pecho se da a demanda”. Pero ¿qué es “a demanda”? Pues “cada vez que el bebé quiera”, sería una respuesta posible. Pero ¿cómo nos damos cuenta de que quiere pecho y no otra cosa? Incluso a veces es común encontrarnos con personal de salud que habla de “lactancia a demanda” pero tres palabras más tarde y dentro de la misma frase, dice “pero no antes de las 3 horas y 10 minutos de cada pecho”. Incluso a veces quienes acompañamos a madres que amamantan nos encontramos diciendo que no hay que mirar el reloj, pero que el recién nacido necesita ser amamantado entre 8 y 12 veces al día, y la madre quizás termina confundida. Por eso pensamos que una buena forma de traducir ese “a demanda” en algo comprensible y con sentido, sería hablar de “amamantar por señales”, enseñándole a la reciente madre cuáles son las esas señales para que aprenda a identificarlas.

La idea es promover la conexión de la mamá con el bebé a través de la observación y el conocimiento de su recién nacido, desterrando la idea de que, por un lado, hay que esperar a que llore para saber que tiene hambre, y por el otro, que siempre que llora es porque tiene hambre, ya que sabemos con certeza que un bebé no llora sólo por eso. Pero en relación a la alimentación, hay una cantidad de pistas que el bebé le da a su madre para avisarle que quiere comer, y el llanto es, de hecho, una señal tardía.

Existen señales tempranas, como cuando el bebé agita sus miembros, abre la boca, o voltea la cabeza hacia un lado y hacia el otro como “buscando”.
Si el bebé no recibe respuesta a estos mensajes, comienza a mostrar señales más evidentes, estirándose, moviéndose aún más y llevándose las manos a la boca. También puede escuchárselo chasqueando los labios.
Y si aún así no es atendido, comienza a llorar, moviendo más agitadamente su cuerpo y poniéndose rojo. Ya en este estado es importante calmar al bebé antes de ponerlo al pecho. Para eso, la mamá puede acunarlo, ponerlo piel con piel contra su pecho, hablarle calmadamente, acariciarlo y una vez que esté un poco más relajado, alimentarlo.

El Royal Brisbane and Women's Hospital de Queensland, Australia, desarrolló un póster muy didáctico que nosotros recreamos para ilustrar este post, pero que pueden ver en su versión original aquí:http://kemh.health.wa.gov.au/services/breastfeeding/feeding-cues.htm

Y entendiendo además que el pecho no es únicamente alimento, vale decir que ante cualquiera de estas señales, aunque no logremos identificarlas con seguridad como “señales de hambre”, nunca estará de más ni será inapropiado ni causará ningún mal al bebé ofrecerle el pecho ante una muestra de inquietud. Porque como dicen los que saben, “Ante cualquier duda, consulte a su teta”.


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