viernes, 26 de abril de 2013

Los bebés no son como nos los contaron

Los bebés no son como nos lo contaron

No. Los bebés no son como nos lo contaron. A los bebés no les gusta dormir en cuna. Rodeados de barrotes. Presos en una jaula. No. Los bebés quieren dormir junto al cuerpo de su mami, calentitos, seguros, amparados, amados, tocados. No. Los recién nacidos no quieren siquiera estar en posición horizontal. Quieren dormir en tu pecho, en vertical, meciéndose al arrullo de tu corazón. En horizontal su digestión se ralentiza, cogen gases, vomitan, buchean, se asustan, se sienten vulnerables. No. Los bebés no se acostumbran a los brazos: ya nacen acostumbrados. Desde el principio saben bien lo que es bueno. No. Los bebés no duermen toda la noche. Se despiertan a cada rato. Para comer y para no comer. Para comprobar que estás a su lado y que los estás cuidando. Para cerciorarse de tu presencia, que es su seguridad. Para tocarte y olerte. No. Los bebés no quieren estar solos. No quieren perderte de vista ni un minuto, quieren estar junto a ti, en el centro de la vida. No. Los bebés no quieren jugar solos en un corral. Quieren jugar contigo, sonreír, ser atendidos, treparte por encima, gatear por el salón. No, los bebés no quieren que los vistas, ni que les pongas tejidos picones, pendientes en las orejas, ropas apretadas, cintas, encajes y otras cosas molestas. Quieren estar desnudos, correr sin zapatos, disfrutar del tacto de la naturaleza en su piel, del piel con piel contigo. No. Los bebés no quieren estar quietos. Quieren que te muevas, que los mezas, los arrulles, que andes y pasees, y los lleves contigo. En cuanto pueden, quieren gatear, correr, saltar, explorar, llegar a todas partes... Sí. Los bebés son curiosos por naturaleza. Quieren y deben tocarlo todo. Incluidas esas cosas que más tú tocas: los mandos, los relojes, los teléfonos, los equipos informáticos...Su riqueza sensorial se desarrolla a partir de ahí. No. Los bebés aprenden lo que viven. Si siempre oyen "no", pronto a todo te dirán no. Si a todo tienes miedo, pronto a todo tendrán miedo. No. Los bebés no son alto-demandantes. Somos nosotros los bajo-tolerantes, los bajo-pacientes, los bajo-disponibles, los bajo-respondedores. No. Los bebés no quieren que los dejes. Quieren ir contigo a todas partes, eres su ejemplo, su seguridad, su referente, su único universo.

Te guste o no te guste, así son los bebés humanos, primates, mamíferos. Si quieres comprobarlo, tan solo ten uno. Ninguna otra especie desconoce y putea tanto a sus propias crías. Si queremos un mundo un poquito más humano, bien haríamos en comprenderlo.

No son como nos lo contaron. Son infinitamente mejores y más inteligentes.


por :ileana mediana

El postparto y la sexualidad


El postparto y la sexualidad: cómo recuperar la plenitud del deseo

Pasado el parto, los niveles no vuelven a ser los normales, sino que comienza a producirse una nueva hormona, llamada prolactina. La prolactina, como su nombre sugiere, es el estímulo endocrinológico de la producción de leche materna. Pero también esta hormona tiene un efecto opuesto al de la progesterona, la testosterona y el estrógeno: disminuye la libido, la fertilidad e incluso la capacidad de lubricación.

Como vemos, no es capricho lo que llamamos cuarentena -esos 40 días posteriores al parto, durante los cuales la mujer se ocupa de sanarse y acomodarse a la maternidad. Así que lo primero que necesitamos nosotras y nuestra pareja es paciencia. Ese tiempo es necesario y además, a medida que pasan las semanas y la producción de leche se vuelve natural, la prolactina disminuye y vuelve a aparecer el deseo sexual.

Entonces, para volver a tener sexo, es ideal esperar a la revisión puerperal, durante la cual nuestro obstetra nos dirá si ya estamos listas. Luego, por supuesto, debemos decidir en pareja el mejor momento. Asegurémonos de buscar un ambiente calmo y tomar las cosas con tranquilidad: debemos avanzar suave y progresivamente, prestando atención a la reacción de nuestro cuerpo y a nuestra comodidad. Quizás los primeros encuentros no terminen necesariamente con penetración, pero las caricias, las palabras y los besos irán marcando el camino y la consumación va a llegar. Será clave una buena comunicación entre los dos: si tenemos miedos o aún no nos sentimos preparadas para retomar la vida sexual, planteemos todas nuestras dudas que seguramente van a ser atendidas y respetadas.

Una vez que sea el momento, probar nuevas posiciones y jugar con nuestras fantasías ayudarán a que el cansancio y los cambios de nuestro cuerpo no nos desalienten. Si nuestra lubricación natural aún no coopera, podemos optar por algún lubricante a base de agua para ayudarnos. Podemos además servirnos de ejercicios posparto o de los Kegel para estimular a la vagina a recuperar su tono muscular más rápido.

Por María del Mar

MANTRA PARA PARIR


Yo sé parir.
Como parieron las mujeres que me precedieron.
Mi madre, mi abuela, mi bisabuela, mi tatarabuela,
Y así hasta la primera mujer.
Lo llevo grabado en mis células.
Es su legado
Mi cuerpo sabe parir.
Como sabe respirar, digerir, engendrar, andar, hablar, pensar.
Está perfectamente diseñado para ello:
Mi pelvis, mi útero, mi vagina, son obras de ingeniería,
Al servicio de la fuerza de la vida.
Yo soy “la que sabe”
Y “la que sabe” me susurra:
“Cabalga la energía de las contracciones como si fuera el éxtasis
Loba, leona, hiena, yegua, gata, pantera…..
Encuentra tu hembra de poder y conviértete en ella.
Y siendo ella, mamífera todopoderosa, doy a luz.

jueves, 25 de abril de 2013

El nacimiento desde la mirada del bebé


Los bebés están a cargo del proceso de nacimiento y dirigen la obra desde la concepción, entonces, por qué no les preguntamos qué es necesario para un final exitoso?
Para un nacimiento seguro y simple algunas cosas son básicas.
1. Un bebé en posición óptima
2. Una madre erguida y en movimiento a lo largo del primer periodo de parto (borramiento y dilatación).
3. El diagnóstico apropiado del inicio del segundo periodo del trabajo de parto (descenso y salida).
4. Una madre con una pelvis "abierta", para proveer el máximo espacio utilizable.
5. Evitar interferencia por parte de quienes lo atienden.
6. Un "cacher de bebé" detrás de la madre o de rodillas más abajo que ella.
Existe verdaderamente sólo un ángulo apropiado para nacer. Hasta ahora, el 85% de los bebés la eligen – cabeza abajo con su espalda hacia el frente izquierdo de la madre. Los siguientes bebés tienen más opciones.
La segunda opción es cabeza abajo y espalda hacia el frente derecho de la madre. Ésta es menos viable para primerizos debido a la forma de pera que tiene el útero, una característica inclinación hacia la derecha y un giro hacia la izquierda en la base. Con los bebés que siguen el útero tiene más forma de manzana y esto provee mayor espacio.
Cuando la madre opta por la posición vertical y se mantiene en movimiento, la entrada de su pelvis se amplía. Esto favorece que bebé acomode la parte posterior de su cabeza hacia el frente. Percibir esta presión también ayuda a bebé a efectuar los cambios que necesita. Bebé necesita flexional la cabecita hacia su pecho, para que el diámtro menor pase por el cuello uterino. El único dolor que debe sentirse es por la expansión el cuello uterino. Mayor dolor siempre nos habla de que algo no está funcionando de manera óptima.
Fase de receso y gratitud (“siesta”)

Las últimas contracciones de la primera parte pueden ser avasalladoras. El cuello se abre al máximo y la cabecita de bebé se avoca hacia la vagina.
De repente, todo parece llegar a un alto. Madre, bebé y útero necesitan un descanso. Aquí es donde, si se pasa por alto esta fase, el problema puede comenzar. Bebé debe terminar de rotar, colocando ambos hombros frente al pubis de mamá. Si esta parte es ignorada puede tardarse de minutos a horas debido a que la bebé puede permanecer con uno de sus hombros en el borde del cuello uterino sin poder descender. Aunque la madre puje mucho será inútil. Además, los músculos del útero también necesitan cambiar su acción. Hasta este punto han estado acortándose y abriendo el orificio del cuello. Ahora, deben modificarse para el trabajo de expulsión.
Segunda periodo
Si nadie interviene, el bebé nacerá por sus propios esfuerzo y aquellos del útero. Pujar no será necesario. Los nervios controlando esta parte del proceso yacen entre la uretra y la vagina (parte interna del clítoris). Cuando la cabeza de bebé los toca, algo casi increíble sucede. El sacro, parte posterior de la pelvis se mueve hacia atrás, empujando las paredes laterales hacia afuera conforme esto sucede. Esto aumenta el espacio pélvico y el diámetro entre las espinas isquiáticas se incrementa. Los libros de texto establecen que en ese momento existen 16 cms entre la parte anterior y la posterior de la pelvis.
Al mismo tiempo, usualmente la madre tiene una reacción espectacular: con los brazos hacia arriba, la espalda arqueada, el tronco hacia abajo y las rodillas flexionadas. Necesita un sostén firme de donde tomarse por delante o sentirse apoyada por detrás.
Lo más importante es que permanezca con las rodillas alejadas de su cuerpo para que la pelvis se mantenga lo más abierta posible.
Si sus rodillas son levantadas hacia su cuerpo, los hombros del bebé no tendrán espacio para efectuar los movimientos necesarios; la madre puede sentir deseo de pujar, pero éste no será efectivo.
En cambio, si mantiene su cuerpo hacia adelante, el bebé se recargará en el pubis de la madre, y descenderá rotando sus hombros y deslizando su cuerpo. Cuando nos colocamos frente a la madre, ella innevitablemente mueve su pelvis alejándola de nosotros, empujando al bebé hacia los nervios de pujo. Si una mujer tuviera que dar a luz sola, el bebé nacería por la parte inferior de su abdomen, viendo hacia el suelo.
Muy pocas madres intentan levantar de inmediato a sus bebés después de nacer. Ellos necesitan drenar los fluídos de sus pulmones antes de respirar por primera vez. Todo este proceso se lleva a cabo en el sistema nervioso autónomo, sin nosotros controlarlo.
Sin embargo, los seres humanos, como somos, necesitamos hacer algo. ¿Cómo es que no podemos aceptar que un bebé que estuvo dirigiendo la obra por 9 meses va a poder finalizarla? No es la responsabilidad de la madre “hacerlo”, pero sí de ayudar a bebé a lograrlo. La mirada de uno que “se hizo nacer” es fascinante tan sólo a los pocos minutos de nacido.
De dónde procede la idea del pujo a propósito es un misterio para mi. Cuando empecé a trabajar en las unidades de atención materna, las mujeres no podian pujar aunque quisieran. Estaban sedadas pues a la mayoria se les administraba cloroformo o trileno conforme avanzaba el trabajo de parto. Por lo general, se encontraban dormidas cuando el bebé salía. Por supuesto, se las colocaba acostadas de su lado izquierdo, y la partera o el médico, detrás de ellas, ayudaba a la bebé a salir. La norma eran los partos asistidos.
Los bebés de las paraplégicas nacen sin ser ayudados. Si ellos pueden hacerlo, ¿por qué no los otros?
Jean Sutton es madre, abuela y partera cuyo entornos han sido las granjas y la ingeniería. Las observaciones y estudios a lo largo de toda su vida acerca de los procesos del parto normal la condujeron a escribir su libro Comprensión y enseñanza de el posicionamiento óptimo fetal, trabajo pionero en esta àrea, co autora Pauline Scott, Ha ayudado a muchas mujeres a gozar del milagro divino de tener un parto directo, sin desviaciones de lo normal.
De Jean Sutton
traducido al castellano  por 
 por Sofía Albanell y Laura CaoRomero.

miércoles, 24 de abril de 2013

LINEA PURPURA

Los exámenes vaginales pueden ser desagradables, intrusivos y embarazosos para las mujeres, y se asocian con un mayor riesgo de introducir una infección. A la luz de la creciente preocupación mundial sobre el uso extensivo de intervenciones de rutina en el trabajo; puede ser el momento de considerar medios alternativos menos invasivos para evaluar el progreso en el trabajo. Ha sido reportada la presencia de una línea morada durante el parto, que se extiende entre las nalgas a medida que avanza el trabajo. Cuando la línea está presente puede ser un indicador del progreso del trabajo de parto y el descenso del bebé por el canal de parto. Los autores proponen que un "aumento de la presión intrapélvica causa la congestión en las venas del sacro, el cual, junto con la falta de tejido subcutáneo sobre el sacro, resultan en esta línea de coloración púrpura rojo" (plateada para personas de color).


VALORACIÓN DE LA DILATACIÓN CERVICAL SIN EXAMEN VAGINAL

Durante algún tiempo, mi ambición ha sido encontrar un método fiable para valorar el progreso del parto que, tanto como se pueda, deje a un lado la necesidad de exámenes internos. Si, lo sé, puedes valorar el progreso sin ellos, pero tiene más sentido encontrar un mecanismo formal, para el beneficio del cliente que quiere saber a cuanto está, al mismo tiempo que el sentido práctico si tienes que transferir; resulta más creible si tienes un método establecido.


Hace unos años oí hablar de un estudio de investigación que ponía la hipótesis de que la línea púrpura o violeta que trepa por la rabadilla puede usarse como medida de dilatación cervical. Esta línea se inicia en el margen del ano al comienzo del parto y gradualmente trepa hacia arriba, como mercurio en un termómetro. Cuando alcanza el dorso de las nalgas, la mujer ya está completamente dilatada. Supuestamente.

Lo encontré intrigante. Así que empezé a comprobar si la medida digital (es decir, por dedos) correspondía. Ha resultado ser extrañamente preciso. La línea empieza a aparecer justo por encima del margen anal a entre 0 y 2 cm de dilatación cervical. No parece aumentar en estricta proporción; hay un espacio más largo entre los 4 y 7 cm de dilatación que los restantes anteriores y posteriores.

El "dorso de las nalgas" (nape of the buttock) es el punto justo por debajo de la articulacion sacrococcigea (rabadilla), donde el cóccix empieza a curvarse hacia adentro en la mayoría de personas. Una mujer de la que cuidé recientemente daba signos de estar en finales de primera fase (primípara con bebé en orientación posterior). Las contracciones venían intensas y rápidas, ella gruñía visiblemente bajo los efectos de las endorfinas y tres horas antes estaba a 4 cm. Recomponiendo en mi mente la posición del baby, sin embargo, me hacía sospechar. No quise hacer ningún otro tacto vaginal aunque ella quería saber a cuánto estaba. Así que le pedí que se cambiara de posición (estaba a horcajadas en una silla), a ponerse a cuatro patas. Cuando miré, la línea indicó que su cervix estaba por lo menos a 6 cm de dilatación. Se lo expliqué y ella decidió seguir en aquella postura. Para mi sorpresa, mientras miraba, la linea trepó hacia arriba. Al mismo tiempo, ella dejó de gruñir con las contracciones y me dijo que la terrible presión de su trasero se habia pasado. Media hora más tarde la línea sugirió que estaba a 8cm. Una hora más tarde, la línea alcanzo el final de la rabadilla y ella comenzó a empujar. En este caso, parece que observar la línea me dijo mucho más que simplemente una aproximación de la dilatación cervical; pude contar que el bebé se habia girado y el avance de la dilatación alterado.

Una lectura precisa podría resultar clave en esta práctica. A veces noto que yo misma ansío ver la línea progresar más rápido de lo que lo hace. Cuando hago esto, y luego compruebo con un tacto vaginal, sólo para encontrar que la línea era correcta, me enfado conmigo misma y deseo haberme fiado de mis observaciones. Como "clínica", debería haber renunciado a esperanzar cuando las mujeres están agotadas y desesperadas, y concentrarme en darles fuerza y perseverancia, pero sólo soy humana.

No estoy preparada para abandonar mi aprendizaje, y la muestra es pequeña. Aun así, parece que una vez que se aceptan variables por diversidad anatómica (como terribles hemorroides, que hacen difícil la valoración al principio) la hipótesis rápidamente se convierte en una realidad demostrable. Me tengo que contener la tentación de hacer marcas con un bolígrafo (a veces sirven objetos para tomar la medida) y mirar contínuamente el culo de una pobre mujer podría inhibir el efecto en mis sentidos. A veces hay que ser mas intrusiva en mujeres con gr
andes traseros para poder observar dicha línea.

Como trabajo en un área con poca diversidad étnica, sólo he podido observar este fenómeno en mujeres blancas. Me encantaría oír de las matronas trabajando con negras, asiáticas o chinas, que estén interesadas en explorar las posibilidades de esta nueva práctica. Por cierto, ¿cuál es el color de la línea en mujeres de piel negra? Ahora puedo prever el momento en que me sentiré con confianza suficiente para usar esto como mi mecanismo formal y abandonar los exámenes vaginales superfluos e intrusivos.

Lesley Hobbes, RM RMN BA(Hons)

domingo, 7 de abril de 2013

Miedo al dolor


Tener miedo al parto, al dolor, es muy normal. Es normal tener ataques de miedo durante la etapa de la dilatación o la expulsión.

Toda mujer puede soportar el dolor de un parto normal. Su cuerpo está preparado para ello y millones de mujeres en el pasado han hecho lo mismo.

La mujer embarazada debe saber que el miedo al dolor es muy frecuente y también que muchas mujeres eligen tener más de un hijo, lo que quiere decir que si el dolor del parto fuera tan descomunal, seguramente hubieran decidido no volver a tener que pasar por ello….

Al empezar el parto, la mujer, suele espantarse debido al dolor, que aumenta de forma galopante durante las primeras contracciones pero el cuerpo necesita tiempo para acostumbrarse a las contracciones.

Es fundamental no dejarse arrastrar por el miedo. En vez de nadar contracorriente, debe dejarse llevar por la corriente que la arrastra y de vez en cuando descansar cuando las turbulentas aguas se calman. El dolor en necesario. Gracias a él la mujer desconecta del mundo exterior y eso hace posible que tenga lugar el parto.

La mujer debe concienciarse de que cuanto más dolor, mejores contracciones y más rápido se llega al final.



LA ENDORFINA, nuestra aliada.

Cuando ya se llevan tres horas de contracciones fuertes, da la impresión de que la situación es mucho más soportable que al principio.
Esto es así porque al cabo de un tiempo, el cuerpo de la mujer empieza a producir una hormona muy importante de la familia de la morfina. La endorfina que es un analgésico natural.
El cuerpo humano segrega esta hormona cuando está expuesto al dolor y al estrés durante un periodo de tiempo prolongado. Esto no significa que el dolor se suavice, pero la persona en cuestión pierde un poco su capacidad sensitiva, con lo cual lo percibe en menor grado.
El dolor parece menos agudo e intenso y se hace un poco más soportable.
La endorfina hace que la parturienta pierda capacidad sensitiva, con lo cual es más fácil desconectar del mundo exterior y encerrarse en sí misma y, por otra parte, le agudiza el instinto y la capacidad de observación. Ella sabe lo que le sienta bien y lo que no.


ALGUNAS RECOMENDACIONES PARA SOBRELLEVARLO


-Actitud mental


Se trata de elegir la consciencia, no el dolor; sentir lo que ocurre pero sabiendo que lo podemos superar.

El dolor deja de serlo y se convierte en una sensación dolorosa que nos informa de muchas cosas: de que nuestro hijo ha bajado un poco más por el canal del
parto de que nuestros músculos le ayudan y están trabajando con él.


-Pensamiento positivo

Qué bien, ya estoy de parto!

Voy a conocer a mi bebe, y según las contracciones avancen y sean más intensas ¡Qué bien una contracción menos!

-Luces suaves, intimidad.

Estar en tu espacio, en tu nido, ayuda a soportar el dolor, te sientes tranquila y no observada. También se puede conseguir este ambiente en un hospital.

-Gritar

La gente grita cuando tiene miedo o siente dolor, porque gritar es un mecanismo que libera tensión.

Después de un grito, el organismo se siente mejor. Por eso, y olvidándonos de las convenciones sociales durante unas horas, es importante entender que, cuando nuestro cuerpo nos pide gritar, lo hagamos. Si nos incomoda hacer ruido, nos podemos poner una manopla de baño o cojín en la boca y chillar con todas nuestras fuerzas, alrededor apenas se enteran y se libera mucha tensión.

Baños calientes

El agua caliente (un poco por encima de la temperatura del cuerpo) relaja con gran eficacia la musculatura abdominal.

Además de reducir el dolor, si el parto está bien instaurado, puede acelerar la dilatación.


-Cambiar de postura

Buscar una postura que nos alivie cambia la percepción del dolor.

  • Las posturas verticales (en cuclillas o de pie, con las rodillas ligeramente flexionadas), nos alinean con la fuerza de la gravedad y aumentan el diámetro total de la pelvis, por lo que son recomendables en las primeras fases del parto. Resultan más cómodas y suelen acelerar las contracciones.
  • Las mujeres que sufren dolor de espalda, sin embargo, prefieren arrodillarse con las manos en el suelo (postura de cuadrúpedo), ya que sienten gran alivio al liberar del peso la columna y el sacro.
  • Si preferimos permanecer tumbadas, podemos probar a hacerlo del lado izquierdo (como cuando dormimos), para liberar la columna.
  • Conviene buscar la postura en la que se siente menos dolor, e ir intercalándola con las posturas verticales, que favorecen la dinámica de parto.

Actitud abierta

El dolor es distinto en cada mujer dependiendo de su sensibilidad y su capacidad para relajarse. También influyen el tamaño y la presentación del bebé.
Hay partos sencillos, y partos complicados, al igual que partos cortos y largos. Sea como sea, y aunque hayamos decidido afrontar nuestro parto sin anestesia epidural debemos estar abiertas a la posibilidad de cambiar de opinión en el proceso. Es importante confiar en nuestras fuerzas, pero también no vivir como un fracaso tener que recurrir a la anestesia.


Extractos sacados del libro "Parto Seguro" de Beatrijs Smulders y Mariël Croon