lunes, 26 de octubre de 2015

Círculo

EL CIRCULO SAGRADO
El Círculo tiene poder curativo.
En el Círculo, todos somos iguales.
no hay nadie en frente de tí
Nadie está detrás de ti.
Nadie está por encima de ti.
Nadie está por debajo de los demás
El Círculo Sagrado está diseñado para crear armonía
El aro de la vida es también un círculo.
En el círculo hay un lugar para cada especie, cada raza, cada árbol y cada planta.
Esta es la plenitud de la vida que hay que respetar con el fin de lograr la salud en el planeta.
" Es una tradición nativa sentarse en un círculo y compartir lo que está en tu corazón . "
El círculo de la palabra es también un círculo de escucha. El círculo de la palabra permite que una persona hable a la vez durante el tiempo que tienen que hablar . Así que se puede ganar mucho aprendiendo a escuchar .
El poder del círculo permite que el corazón se comparta con los demás. lo que compartimos con los demás también sana entre sí, somos medicina. Cuando hablamos de nuestro dolor en el círculo, se distribuye en el círculo, y somos libres del dolor. el círculo de la palabra funciona porque cuando las personas forman un círculo, el gran misterio está en el centro "
Creador ,gran espíritu dame el amor para compartir y la humildad de escuchar
Gracias por compartir juntos en el círculo sagrado alrededor del fuego contigo.
Gracias porque siempre encontramos consuelo, amor, paz y respeto en nuestros círculos,,,
Gracias por enseñarnos a seguir tu legado… .

sábado, 24 de octubre de 2015

Bendición del Nacimiento

Bendición del nacimiento /de Natalie Evans
Cierra los ojos y respira profundo
Respire en paz y profundamente, exhala todo miedo y dolor
Imagina tus pies descalzos y siente el movimiento de tus dedos,
Ahora siente el peso de tus pies sobre la tierra y como tus dedos juegan con ella,
Siente como de tu hermoso útero crece una gran raíz que se conecta con el útero de la madre tierra, Ahora piensa ¿Cómo llegaste hasta aquí?
Mira como a través de generaciones de mujeres llamadas con un propósito, descubres el linaje materno que te trajo a este lugar y en este tiempo.
Piense en las historias de parto de tus choznas, de tu tatarabuela, de tu bisabuela, de tu abuela y de tu propia madre, tú lo sabes, está escrito en tus células, date cuenta que sus partos llevan la sabiduría profunda de la tierra, y reconoce que cada parto tiene sus propias memorias, de alegría, de duelo, de fuerza, de paz, de amor que trasciende y se conecta con el propio universo.
Cada parto es una experiencia poderosa , y cada rastro de ellos tiene su propia memoria, su propia historia y se transmite de generación en generación, ahora puedes entender que tu nacimiento es tu propia sabiduría .
Cada Parto es distinto, ninguno es igual, cada uno tiene su propia huella digital , cada parto y nacimiento es diferente de todos los demás, tienen un patrón único que se dibuja en cada contracción, Subiendo y bajando .
Este parto es tuyo, este nacimiento es una apertura, este nacimiento es el fin y es el comienzo.
Que esta bendición te llene de tranquilidad hermosa madre
Que esta bendición te ayude a encontrar tu propia fuerza
Que esta bendición haga volar tu corazón
Bendita tu madre que tienes la dicha de conectar con el Universo

ENCAPSULAR NUESTRA PLACENTA: SÍ Y POR QUÉ

Con la placenta se pueden hacer tinturas, cápsulas, pomadas, las opciones son variadas e interesantes, pero sobre todo con un alto poder sanador.

Hablar de embarazo, nacimiento, madres y bebés implica hablar de la placenta, pues no existen los unos sin la otra. La fisiología nos ha enseñado que la placenta es un órgano temporal, vascular, de síntesis, fundamental para la realización de la vida y que pertenece a dos personas. Sin placenta no hay gestación posible. Nuestra cicatriz umbilical nos hace recordar de manera permanente nuestra placenta y el cordón a través del cual nos mantuvo con vida y conectados a ella.

En muchas culturas a través de la historia, la placenta ha sido digna de un trato especial, de reconocimiento y agradecimiento ceremoniales, mientras que en otras, como la nuestra (mayormente occidental), la placenta es tratada en la mayoría de los casos como un desecho biológico y médico, del cual hay que deshacerse al cabo de nacer, esto ha sido consecuencia de la industrialización del nacimiento.

El bebé en el útero y su placenta tuvieron origen del mismo óvulo y espermatozoide y por ello son genéticamente idénticos. La placenta se forma de las células del tejido del trofoblasto del óvulo fecundado lo cual permitirá los primeros intercambios nutricios entre la mamá y su bebé, aclarando que la sangre de una mamá y la de su bebé nunca se mezclan porque sus sistemas circulatorios son individuales y separados. La placenta es quien se encarga de tomar del cuerpo de la madre todo lo que el bebé necesita para formarse eligiendo y transportando los mejores nutrientes. La placenta es el primer nexo entre la madre y su bebé, la vía de comunicación por la que se transmiten hormonas, nutrientes y sangre, que además actúa como barrera para proteger al bebé de bacterias dañinas. Es la primera forma como una madre nutre a su bebé y la primera forma en la que un bebé comunica sus necesidades a su madre.

La palabra “placenta” significa en latín Torta. En ella existen un lado fetal del cual se inserta el cordón umbilical y un lado materno que está formada por cotiledones de tejido rico en nutrientes.  Llega a pesar entre 500 grs., y 700 grs., y se parece a un árbol de la vida. El desarrollo de la placenta y la trasfusión de fluidos comienza a partir de la 3ra semana de gestación y es un órgano completo y funcional para la 12va semana de embarazo que sirve al bebé en las funciones que cumplen los pulmones (oxigenar la sangre), riñones (limpiar la sangre), hígado (hormonas), sistema digestivo (nutrición) e inmunológico (anticuerpos).

Al suceder el nacimiento, la placenta se desprende el útero de manera natural e involuntaria en un en lapso de entre 6 y 20 minutos promedio, y a su salida por el canal de parto se le conoce como “alumbramiento”.

“Otra cosa verdaderamente dañina para el bebé es atar y cortar el cordón umbilical demasiado pronto; se debería dejarlo siempre no solo hasta que el bebé haya respirado repetidamente, sino hasta que cese toda pulsación en el cordón. De otra manera, el bebé es mucho mas débil de lo que debería ser, porque le falta una parte de la sangre que se queda en la placenta y que pertenece al bebé.” – Erasmus Darwin (abuelo de Charles Darwin) Zoonomia, 1801 -.

 “Conociendo su composición podemos entender su acción alimenticia, reguladora endócrina e inmunológica. Existe en ella una cantidad importante de sustancias tales como el hierro, que junto con otros minerales, vitaminas (como la K y su importancia antihemorrágica), lactógeno placentario (que interviene en la producción de leche), hormonas y sustancias destinadas a regular la inmunidad y coagulación sanguínea. El gen Peg3, que induce a las madres mamíferas a ingerir la placenta y a realizar los cuidados maternales también existe en el genoma humano”.

Estudio Bromatológico de la placenta Humana. Sergio Sánchez Suárez, 2003. Canarias. http://www.canariasbiomedica.com/7.html

La placentofagia es la ingesta de la placenta, acción que a diferencia de otros mamíferos placentarios carnívoros o no, domesticados o no, no hacemos los humanos de manera ordinaria, pero existe la opción de procesar y convertir la placenta de una madre en cápsulas para tomar como suplemento vitamínico post parto , tras el nacimiento de su bebé. Cada vez más mujeres están regresando a casa con su bebé y su placenta. Independientemente si decide la madre consumirla para su beneficio o entregarla a la tierra para nutrirla, con más fuerza se sostiene el paradigma que la placenta es un producto orgánico con funciones y utilidades más allá del nacimiento.

Beneficios de la ingestión de la placenta para todos los mamíferos, humanos incluidos:

Aumento de la eficacia en la vinculación afectiva mamá-bebé.Reducción de la incidencia de la hemorragia post parto.Protección ante los efectos adversos de las células placentarias que puedan permanecer en el útero después del parto.Reponer nutrientes a la madre (principalmente hierro, minerales y vitaminas).Restaurar la energía tras el esfuerzo del parto.Acelera la recuperación del balance hormonal. Reducción de loqueos o sangrado post parto (duración y cantidad).Aumentar la cantidad de leche y mejorar la calidad de la misma. Ayudar al útero a contraerse o involucionar a su tamaño original. Repara rápidamente desgarres naturales, episiotomías o cicatrices, tanto internas como externas, producto de cesáreas.Reduce el dolor post parto.Beneficios inmunológicos.Asiste en la transición hacia la menopausia (tintura de placenta).Reduce el factor de riesgo de depresión post parto.
Cada placenta es única y responde al código genético de cada mujer, por ello la fórmula de esta medicina es individual. Al reincorporar la placenta al cuerpo de la madre se reintroduce lo que originalmente la placenta tomó de ella.

El proceso para convertir la placenta en cápsulas medicinales es a través de la deshidratación del tejido, del cual queda cierta estructura que se devuelve a la madre (que a veces incluye membranas y cordón, casi siempre congelada) para que decida que hacer con ella, desde una ceremonia de agradecimiento y devolverla a la tierra o simplemente desecharla ella misma y no en el hospital. En muchas culturas alrededor del planeta se considera una medicina sagrada.

Con la placenta se pueden hacer tinturas, cápsulas, pomadas, las opciones son variadas e interesantes, pero sobre todo con un alto poder sanador. En el campo de la epigenética, la placenta quizás sea la clave para descubrir el impacto que puede tener la manifestación genética en la descendencia humana en el medioambiente, en los alimentos, las bebidas e incluso los sentimientos, con la ayuda de la placenta los científicos podrán diagnosticar, tratar e incluso prevenir mejor algunas enfermedades y patologías.

Si estás interesada en la medicina placentaria y sus beneficios, puedes contactar a Karla Lara karlalara70@gmail.com o a Wadi Doula wadidoula@gmail.com

Karla Lara

Twitter de la autora: @KarlaDoula

Fuentes:

“La Placenta, el chakra olvidado”, Lim Robin. Editorial OB Stare, España.

www.bumiesehatbali.org

viernes, 2 de octubre de 2015

CUÁNDO ES LEGÍTIMO PROGRAMAR FECHA PARA EL NACIMIENTO DE TU HIJO

LOS RIESGOS QUE NO CONOCES DE UN PARTO.
                                                                        
Te explicamos cuándo es legítimo programar la fecha para el nacimiento de tu hijo

Parece que se ha puesto de moda programar los partos y no siempre por razones médicas que lo justifiquen, una práctica cada vez más normalizada y que tiene algunos riesgos que muchas mujeres desconocen.

Cada día es más normal leer o escuchar que mujeres han decidido junto a su médico programarse un parto, esto es, inducirlo. Y no siempre es por motivos médicos. A veces es por cuestiones de agenda del médico o de los propios padres (para que el padre esté presente en el parto, por ejemplo).

Sobre esto hay una gran discusión porque no son motivos de peso suficiente, médicamente hablando, lo que genera una controversia.
Según Ibone Olza, doctora en Medicina y especialista en Psiquiatría infantil y perinatal, investigadora en neurociencia perinatal y profesora asociada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Alcalá, lo peor es que corremos el riesgo de que se normalice la idea de que los partos pueden ser programados y que no pasa nada.

—¿Por qué razones es legítimo, desde el punto de vista médico, programar un parto?

Cuando hay peligro para la salud de la madre o del bebé si continua el embarazo, como sucede en algunas complicaciones médicas del embarazo, como la hipertensión y preeclampsia, enfermedades maternas graves, la rotura prematura de la bolsa o la infección de las membranas (corioamnionitis). También cuando se ve que el bebé no crece por culpa de problemas graves en la placenta o de incompatibilidad con la sangre materna.

En los embarazos prolongados, más allá de la semana 42, parece que hay evidencia de que es preferible inducir, aunque sigue siendo un tema controvertido. Igualmente cuando el bebé ha fallecido en el útero se suele optar por inducir. En los dos últimos casos, al igual que cuando se rompe la bolsa en un embarazo a término, hay discrepancia sobre cuanto se puede esperar sin inducir si la madre está bien.

En cualquier caso es importante recordar que sólo habría que inducir un 10% de los partos y sin embargo en nuestro país las cifras son el doble o incluso el triple en la sanidad privada: un escándalo.

— ¿Qué pasa cuando se programa el parto y se induce con la oxitocina sintética? ¿Qué le pasa la madre y al bebé cuando todo esto se pone en marcha?

Parece que el parto lo desencadena el bebé cuando está listo para nacer y conlleva un delicado mecanismo neurohormonal que sólo ahora empezamos a conocer.

No sólo se contrae el útero, se abre el cérvix y desciende la cabecita por el canal del parto, también suceden infinidad de procesos en el cerebro de la madre y en el del bebé que preparan a ambos para ese primer encuentro, y para que la lactancia y la crianza sean experiencias fáciles y gozosas. Inducir el parto conlleva alterar esos procesos neurohormonales con consecuencias a corto y a largo plazo: nada va a ser igual.

Se puede inducir de diversas maneras, la oxitocina sintética, por ejemplo, puede hacer que las madres luego tengan niveles más bajos de su propia oxitocina (lo que se ha asociado con un aumento del riesgo de depresión posparto) o que sea más difícil iniciar y mantener la lactancia. De forma inmediata la inducción aumenta sobre todo el riesgo de que haya que hacer una cesárea o extraer al bebé de forma instrumental, ya que el parto no suele progresar tan eficazmente como cuando se inicia de forma natural.

Además, las contracciones producidas por la oxitocina artificial suelen ser mucho más dolorosas, entre otras cosas porque el cerebro no produce las endorfinas o calmantes naturales que si se liberan en el parto natural, así que con la inducción la epidural suele ser inevitable. Las consecuencias a largo plazo están mucho menos estudiadas, lamentablemente, lo que no quiere decir que no las haya. En algunos experimentos con mamíferos se ha comprobado cómo algunas consecuencias de la manipulación neurohormonal en el parto se manifiestan solo al llegar a la edad adulta.

— ¿Qué consecuencias para la madre tiene a nivel físico y psicológico?

Desde el punto de vista físico la inducción suele conllevar —aunque es evitable— que a la mujer se le monitorice, que se restrinja su libertad de movimientos, que se le explore muchas más veces lo que a su vez aumenta el riesgo de infección y de que el bebé tenga que estar ingresado en neonatología. También aumenta el riesgo de que el parto sea instrumental, lo que casi siempre conlleva una episiotomía o corte en la vagina, o de que termine en cesárea (que tiene un riesgo de muerte materna de cuatro a seis veces mayor que el parto vaginal) o de que haya una contracción mantenida del útero o una hemorragia materna grave.

Desde el punto de vista psíquico se sabe menos, pero el parto complicado aumenta el riesgo de tener un trastorno de estrés postraumático tras el parto, lo que conlleva un alto sufrimiento y muchas veces la decisión de no tener más hijos o incluso enormes dificultades para retomar la vida sexual tras el parto. El parto es un momento de máxima vulnerabilidad psíquica para las mujeres y lo que ahí suceda queda profundamente grabado para siempre precisamente por ese delicado escenario neurohormonal.

¿Qué consecuencias para el bebé tiene a nivel físico y psicológico?

En un parto inducido es más alto el riesgo de parto instrumental y de infección, es decir, es más probable que el bebé tenga una infección tras el parto o sufra por unos fórceps o por maniobras que se siguen haciendo pese a las recomendaciones internacionales como el Kristeller (cuando los sanitarios presionan con fuerza la barriga para que salga el bebé).

Desde el punto de vista psicológico, ya hay evidencia de que la inducción de parto aumenta el riesgo de que el bebé tenga un trastorno del espectro autista, probablemente debido a la oxitocina sintética. Y según en qué semana se produzca la inducción, puede aumentar el riesgo de otros trastornos del aprendizaje, que normalmente solo se detectan al llegar a primaria, cuando ya nadie los relaciona con lo que sucedió en el parto. A eso hay que añadir las secuelas de por ejemplo pasar las primeras horas de vida separado de la madre, de que se dificulte la lactancia materna o de estar ingresado en neonatología, experiencias todas ellas que pueden afectar mucho al desarrollo del vínculo y a la salud mental de por vida.

— ¿Qué papel desempeña el obstetra aquí cuando unos padres le plantean que quieren programar el parto para tal día por una cuestión de agenda?

Pues va en contra del PRIMUM NON NOCCERE, o principio de no hacer daño que debería ser la base de toda atención médica. Inducir por razones ajenas a la salud del bebé o de la madre significa poner en peligro la vida de ambos, es una mala praxis. Por desgracia he conocido a mujeres que perdieron el útero por una hemorragia masiva tras una inducción por agenda en una clínica privada, sin ir más lejos.

Creo que la información es clave en estos casos, y que si vuestro médico (especialmente en la sanidad privada) os propone una inducción por motivos dudosos (como que el bebé viene muy grande o que hay una vuelta de cordón o que queda poco líquido) es importantísimo pedir una segunda o incluso una tercera opinión a otros obstetras, e informarse sobre la tasa de cesáreas e inducciones que tiene ese médico, y más si la inducción se propone en fechas sospechosas (vísperas de Navidades, puentes, vacaciones etc).

¿Por qué hemos olvidado las mujeres que parir es un acto fisiológico que, si todo va bien y no se presentan complicaciones, no es necesaria la intervención médica?

La medicalización de la vida nos afecta desde la infancia, y especialmente a las mujeres que crecemos escuchando lo imperfectos que son nuestros cuerpos y nuestros ciclos: la regla es algo que hay que ocultar y en los anuncios de compresas la sangre es un líquido ¡azul! Nunca estamos suficientemente delgadas, jóvenes o guapas, los pelos hay que quitarlos y los pechos tienen que ser operados... Es normal que crezcamos con la confianza en nuestro cuerpo muy mermada.


En lo referente al parto venimos de madres que a su vez dieron a luz en los hospitales en años en los que el parto se medicalizó muchísimo y encima sin epidural, así que el recuerdo más extendido es el del parto como una pesadilla que hay que evitar o anestesiar, hemos escuchando historias de terror… Y eso lo llevamos en la memoria celular, muchas nacieron con sus madres anestesiadas, fueron llevadas al nido nada más nacer y no recibieron ni una gota de leche materna, toda esa memoria está en el cuerpo y también dificulta el parto y la lactancia treinta o cuarenta años más tarde. No hemos escuchado apenas que el parto puede ser una experiencia gozosa, un acto de empoderamiento y que parar parir bien se necesita lo mismo que para hacer el amor bien: intimidad, seguridad, tranquilidad, confianza y mucho respeto a los propios ritmos…

LA LACTANCIA SALVAJE

LA LACTANCIA SALVAJE:
La mayoría de las madres que consultamos por dificultades en la lactancia estamos preocupadas por saber cómo hacer las cosas correctamente, en lugar de buscar el silencio interior, las raíces profundas, los vestigios de femineidad y apoyo efectivo por parte de La / los individuos o las comunidades que favorezcan el encuentro con su esencia personal.
La lactancia es manifestación pura de nuestros aspectos más terrenales y salvajes que responden a la memoria filogenética de nuestra especie. Para dar de mamar sólo necesitamos pasar casi todo el tiempo desnudas, sin largar a nuestra cría, inmersas en un tiempo fuera del tiempo, sin intelecto ni elaboración de pensamientos, sin necesidad de defenderse de nada ni de nadie, sino solamente sumergidas en un espacio imaginario e invisible para los demás.
Eso es dar de mamar. Es dejar aflorar nuestros rincones ancestralemente olvidados o negados, nuestros instintos animales que surgen sin imaginar que anidaban en nuestro interior. Es dejarse llevar por la sorpresa de vernos lamer a nuestros bebés, de oler la frescura de su sangre, de chorrear entre un cuerpo y otro, de convertirse en cuerpo y fluidos danzantes.
Dar de mamar es despojarse de las mentiras que nos hemos contado toda la vida sobre quienes somos o quienes deberíamos ser. Es estar desprolijas, poderosas, hambrientas, como lobas, como leonas, como tigresas, como canguras, como gatas. Muy relacionadas con las mamíferas de otras especies en su total apego hacia la cría, descuidando al resto de la comunidad, pero milimétricamente atentas a las necesidades del recién nacido.
Deleitadas con el milagro, tratando de reconocer que fuimos nosotras las que lo hicimos posible, y reencontrándonos con lo que haya de sublime. Es una experiencia mística si nos permitimos que así sea.
Esto es todo lo que necesitamos para poder dar de mamar a un hijo. Ni métodos, ni horarios, ni consejos, ni relojes, ni cursos. Pero sí apoyo, contención y confianza de otros (marido, red de mujeres, sociedad, ámbito social) para ser sí misma más que nunca. Sólo permiso para ser lo que queremos, hacer lo que queremos, y dejarse llevar por la locura de lo salvaje.
Esto es posible si se comprende que la psicología femenina incluye este profundo arraigo a la madre-tierra, que el ser una con la naturaleza es intrínseco al ser esencial de la mujer, y que si este aspecto no se pone de manifiesto, la lactancia simplemente no fluye. No somos tan diferentes a los ríos, a los volcanes, a los bosques. Sólo es necesario preservarlos de los ataques.
Las mujeres que deseamos amamantar tenemos el desafío de no alejarnos desmedidamente de nuestros instintos salvajes. Lamentablemente solemos razonar y leer libros de puericultura, y de esta manera perdemos el eje entre tantos consejos supuestamente “profesionales”.
La insistencia social y en algunos casos las sugerencias médicas y psicológicas que insisten en que las madres nos separemos de los bebés, desactiva la animalidad de la lactancia. Posiblemente la situación que más depreda y devasta la confianza que las madres tenemos en nuestros propios recursos internos, es esta creencia de que los bebés se van a malacostrumbrar si pasan demasiado tiempo en nuestros brazos. La separación física a la que nos sometemos como díada entorpece la fluidez de la lactancia. Los bebés occidentales duermen en los moisés o en los cochecitos o en sus cunas demasiadas horas. Esta conducta sencillamente atenta contra la lactancia. Porque dar de mamar es una actividad corporal y energética constante. Es como un río que no puede parar de fluir: si lo bloqueamos, desvía su caudal.
Contrariamente a lo que se supone, los bebés deberían ser cargados por sus madres todo el tiempo, incluso y sobre todo cuando duermen. Porque se alimentan también de calor, brazos, ternura, contacto corporal, olor, ritmo cardíaco, transpiración y perfume. La leche fluye si el cuerpo está permanentemente disponible. La lactancia no es un tema aparte. O estamos madre y bebé compenetrados, fusionados y entremezclados, o no lo estamos. Por eso, dar de mamar equivale a tener al bebé a upa, todo el tiempo que sea posible. No hay motivos para separar al bebé de nuestro cuerpo, salvo para cumplir con poquísimas necesidades personales. La lactancia es cuerpo, es silencio, es conexión con el submundo invisible, es fusión emocional, es entrega.
Dar de mamar es posible si dejamos de atender las reglas, los horarios, las indicaciones lógicas y si estamos dispuestas a sumergirnos en este tiempo sin tiempo ni formas ni bordes. También si nos despojamos de tantas sillitas, cochecitos y mueblería infantil, ya que un pañuelo atado a nuestro cuerpo es suficiente para ayudar a los brazos y las espaldas cansadas. Incluso si trabajamos, incluso si hay horas durante el día en que no tenemos la opción de permanecer con nuestros bebés, tenemos la posibilidad de cargarlos en brazos todo el tiempo que estemos en contacto con ellos.
Es verdad que hay que volverse un poco loca para maternar. Esa locura nos habilita para entrar en contacto con los aspectos más genuinos, inabordables, despojados, salvajes, impresentables, sangrantes de nuestro ser femenino. Así las cosas, que nos acompañe quien quiera y quien sea capaz de no asustarse de la potencia animal que ruge desde nuestras entrañas.

Laura Gutman