•Primero: El bebé tiene derecho al reconocimiento de su capacidad física y emocional, en su vida intrauterina y extrauterina y, especialmente, durante el tránsito entre ambas.
•Segundo: El bebé intraútero tiene derecho a que el bienestar emocional de su madre no sea alterado por un exceso y abuso de controles durante la gestación.
•Tercero: El bebé y su madre tienen derecho a que se respeten el momento, ritmo, ambiente y compañía en el parto-nacimiento y a que el mismo transcurra de forma fisiológica. Un bebé y madre sanos tienen derecho a ser tratados como enfermos.
•Cuarto: El bebé y su madre tienen derecho a intimidad y respeto antes, durante y después del nacimiento-parto.
•Quinto: El bebé y su madre tienen derecho a permanecer juntos en las horas y días siguientes al nacimiento. Ninguna exploración ni estancia hospitalaria justifica la separación de ambos.
•Sexto: El bebé tiene derecho a disfrutar de lactancia materna a demanda, al menos, durante el primer año. A que durante su estancia en hospital se respeten los “10 pasos para una lactancia feliz” establecidos por UNICEF y la OMS y recomendados por la Asociación Española de Pediatría.
•Séptimo: El bebé tiene derecho a ser atendido personalmente por su madre, como mínimo, durante el primer año. La madre tiene derecho a disfrutar del contacto íntimo con su bebé cuanto crea necesario.
•Octavo: El bebé prematuro tiene derecho a permanecer pegado al cuerpo de su madre hasta que adquiera el peso y las condiciones optimas de salud. Ninguna unidad de neonatología es más saludable para el bebé que la piel materna.
•Noveno: El bebé tiene derecho a permanecer pegado al cuerpo de su madre durante los primeros meses de vida extrauterina. El contacto cuerpo a cuerpo es vital para instaurar en el la seguridad y la confianza.
•Décimo: El bebé tiene derecho a que sean sus padres quienes personalmente tomen las decisiones y quienes para ello busquen la información relacionada con su bienestar.
Introducción:
En los cursos de Anatomía y preparación al parto que doy para matronas, tanto en hospital como en primaria, trabajamos diferentes prácticas para aliviar el dolor durante las contracciones y facilitar el pasaje del bebé hacia la salida.
Hace unos 35 años que en mi pueblo, las matronas dejaron de acompañar el parto en las casas, para realizarlos en el pequeño hospital local. No hace tantos años que la epidural está disponible en el parto en todos los hospitales públicos del país.
Con la llegada de la epidural, aplicada como anestesia en lugar de analgesia, la inmovilidad fue total.
Las propias matronas se daban cuenta que esta inmovilidad no beneficiaba la natural evolución del parto y que a menudo, una intervención provocaba otra, que los partos se alargaban y que muchas veces era necesario ayudar a sacar el bebé con maniobras traumáticas tanto para la madre como para el propio bebé.
Con los nuevos protocolos del parto normal, se ha querido sensibilizar a las mujeres y a los equipos obstétricos que el parto no es una enfermedad, y si, un proceso natural que necesita un entorno adecuado y un acompañamiento respetuoso para que no se distorsione.
Uno de los materiales que se han empezado a ofrecer a las mujeres en casi todos los hospitales del estado son las grandes pelotas. En muchos países de Europa ya hace muchos años que se están utilizando sobre todo durante la primera parte del parto, la dilatación.
Sin embargo, el testimonio de muchas matronas, cuando trabajamos este tema en los cursos, es que muchas mujeres al probarla se sienten inestables, les provoca inseguridad y tienen miedo a caerse aun fijando la pelota a un soporte.
Me di cuenta de que el cojín de aire, al que bauticé con el nombre de “lenteja”, tenía las mismas ventajas que la pelota grande y era un muy buen complemento o sustituto de la pelota.
Beneficios de “la lenteja”
El material:
Es de goma flexible y resistente. Se puede lavar fácilmente y es muy manejable porque no pesa. Existen dos tallas. Yo aconsejo la azul, porque al tener un diámetro más grande es muy estable y las mujeres se sienten más seguras.
La válvula es fácil de sacar, por lo que se puede regular con rapidez la cantidad de aire que se desea, y adaptarla según la comodidad de la usuaria.
Objetivos y Beneficios:
Al ser un material relleno de aire, al sentarse encima, provoca “inestabilidad”. Los dos huesos de la base de la pelvis, los isquiones, no se pueden quedar fijos y la articulación de la cadera que ya de por sí es muy móvil, puede empezar a moverse con mucha fluidez.
La pelvis es como una vasija ósea que contiene las pequeñas vísceras (vejiga, matriz y recto) y en este caso también al bebé haciéndose sitio para pasar.
Moverse encima de la lenteja hace que se desplace el contenido de la pelvis, igual que si movieras un bol lleno de agua y ayuda a que el bebé pueda irse colocándose en el interior de la pelvis para encontrar su camino hacia la salida.
Mover la pelvis significa mover la espalda. Todos los músculos de la espalda, que ya habitualmente los llevamos muy contraídos, en esta ocasión tienen tendencia a crisparse mucho, fijando el hueso del sacro y provocando más dolor. Liberar la pelvis encima de la lenteja significa liberar también la espalda y aliviar una gran parte del dolor de la zona sacro-lumbar.
Mover la pelvis ayuda a todos los ligamentos que se están estirando para que la pelvis pueda ensancharse. La naturaleza ya lo tiene previsto y en estos momentos el cuerpo segregará una hormona “la relaxina” que se ocupará de estirar los ligamentos sin dañarlos. Moverse encima de la lenteja significa también ayudar a estos ligamentos para que se estiren a su ritmo.
Posiciones:
Hay principalmente tres posibilidades:
1- Colocar la lenteja sobre la silla, sentarse encima, de espaldas o de cara al respaldo. Así, con los pies apoyados en el suelo, la mujer encuentra movilidad y estabilidad al mismo tiempo, el sacro está libre y la pareja pueda masajearlo, presionarlo, aplicar calor o simplemente colocar las manos.
2- Sentarse en la cama encima de la lenteja y descansar la espalda en la cabecera de la cama debidamente incorporada. Durante la dilatación, sentarse con las piernas cruzadas favorece la entrada del bebé en el interior de la pelvis. Si además la pelvis se mueve se crea “un diálogo” entre la pelvis y el bebé.
En estas dos primeras posibilidades, la fuerza de la gravedad está también colaborando con la fuerza de la contracción de la matriz (no olvidemos que sin ella el bebé no podría salir).
3- Si la mujer debe tumbarse sobre la espalda para que se le haga un tacto vaginal, la lenteja se puede colocar bajo la zona de la pelvis, concretamente debajo del sacro. Esto evita que el sacro se quede fijado y pueda moverse para que el bebé haga la travesía pélvica. También es muy eficaz en la preparación al parto para relajar la zona sacro-lumbar pero eso es otro contexto y otro tema que podemos desarrollar en otra ocasión.
Comprender el sentido que tiene el movimiento en un parto hará que la mujer se implique de una manera más responsable y consciente.
Con los movimientos que está haciendo la mujer y con el intenso trabajo que está haciendo el bebé desde el interior el parto se comprende como un gran trabajo en equipo.
Para concluir, pienso que “la lenteja” es un buen complemento de la gran pelota y también un fantástico sustituto, por ser un material fácil de usar y adaptable a lo que pida cada situación.
Núria Vives
Pedagoga Corporal. Terapeuta psicomotricista.
Creadora del Ciclo “Anatomía y preparación al parto”® y el método “Parto y Movimiento”®.
Coautora del libro “Parir en Movimiento”